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Recuperando Manglares en Isla Arena: 23 años realizando actividades de Restauración

Isla Arena es un pequeño poblado costero ubicado al norte del estado de Campeche, en la península de Yucatán y se caracteriza por estar rodeado de humedales principalmente de tipo manglar y petenes. Estos humedales brindan hábitats a un gran número de especies de fauna silvestre, así como recursos naturales valiosos que son el sustento de las comunidades locales aledañas. Considerados de alta relevancia al ser un sitio designado Ramsar, forman parte del corredor de humedales costeros de la Península de Yucatán que es considerado sitio prioritario de refugio y forrajeo para aves acuáticas migratorias.

El área de este proyecto de restauración en Isla Arena se encuentra específicamente en la porción sur, dentro del polígono de la Reserva de la Biosfera Ría Celestún. El área del proyecto fue clasificada por parte de la CONABIO y CONANP como un área de 6,187 ha de manglar con necesidad de rehabilitación, debido a que se hizo evidente una severa degradación manifestada en perdida de cobertura de manglar hace más de 30 años, consecuencia de la construcción de la vía carretera El Remate – Isla Arena, que impide el flujo natural de agua dentro de la ciénega, así como la construcción de un terraplén con un canal paralelo que desvía hacia el mar, el cauce natural de agua dulce proveniente de la zona conocida como Petén del Remate. Tanto la carretera como el terraplén modificaron y redujeron el agua dulce que irrigaba a la zona y que generó efectos negativos sobre el nivel, frecuencia y tiempo de inundación (hidroperíodo) de la zona, incrementando los procesos de evaporación y salinización del suelo, y consecuentemente provocó la pérdida de una amplia cobertura de vegetación de manglar y acuática sumergida, así como los servicios ecosistémicos que este ecosistema brinda.

El humedal de tipo manglar degradado, debido a los cambios hidrológicos ocasionados por el mal diseño de la infraestructura carretera. El área degradada abarca un total de 6,187 ha.

Ante la problemática, DUMAC ha realizado diferentes estrategias de restauración en el área degradada a lo largo de 23 años y en diferentes etapas de desarrollo, con el apoyo financiero del NAWCA (Acta Norteamericana para la Conservación de Humedales) y la participación de integrantes de la comunidad de Isla Arena y Tankuché, poblado adyacente.

Los primeros esfuerzos se centraron en realizar obras para mejorar el flujo hidrológico y asegurar la entrada y permanencia del agua al sistema estuarino. Para ello fue necesaria la construcción de alcantarillas a lo largo de la Carretera Remate-Isla Arena que han permitido el paso y flujo de agua de un lado a otro de la carretera (de este a oeste), la apertura de manantiales artificiales que aportan una mayor cantidad de agua subterránea al sistema estuarino y la apertura de una red de más de 15 km de canales de irrigación, conectados a las alcantarillas y manantiales artificiales, con el objetivo de aumentar el área de irrigación de agua a zonas remotas y más afectadas, permitiendo un mayor ingreso y dispersión de nutrientes al área degradada.

Con las obras realizada se logró detener la muerte del manglar al reducir la salinidad del suelo y se establecieron las condiciones necesarias para propiciar la regeneración natural de manglar, también se ha incrementado la regeneración natural de la vegetación acuática sumergida y la productividad de invertebrados, fuentes importantes de recursos alimenticios de aves acuáticas.

2001
2019

Fotografías de antes (2001) y después (2019) de la construcción de una alcantarilla sobre la carretera El Remate- Isla Arena. Se puede observar la recuperación de la cobertura de manglar gracias a la apertura de alcantarillas.

Gracias a la apertura una red de canales de irrigación de agua dentro del área más afectada se puede observar una recuperación de la cobertura de manglar con el paso de los años.

Para tener un mayor éxito en los procesos de restauración de manglares, es importante la apropiación del proyecto por parte de las comunidades locales, que dependen de éstos para su subsistencia. Por ello, se invitó a las comunidades locales a participar en las diferentes actividades del proyecto y a lo largo de los 23 años de restauración de manglares de Isla Arena, ha habido una alta participación comunitaria tanto de la comunidad de Isla Arena como de Tankuché. Se les brindaron talleres de capacitación sobre la importancia de los manglares, sobre la problemática de la perdida de cobertura y de cómo ellos pueden participar y apropiarse de los proyectos de restauración de estos humedales, así como de las diferentes técnicas artesanales más usadas y efectivas para la restauración hidrológica (desazolve de canales y alcantarillas, apertura de manantiales, mantenimiento de canales existentes) y el monitoreo de los diferentes indicadores de éxito de la restauración.

Los miembros de la comunidad mostraron una genuina preocupación la conservación de los ecosistemas de manglar.

Recientemente, se incorporaron nuevos grupos de mujeres en las actividades de restauración, las cuales participaron de manera constante como brigadistas y jefas de brigadas. Existe un interés cada vez mayor por las mujeres de Isla Arena de incorporarse a las labores de restauración lo cual es un impacto positivo de estas acciones.

La coordinadora del proyecto, algunas brigadistas y jefas de brigada describen cómo han visto una mejoría en el flujo de agua del manglar, el cual es un resultado directo de la intervención de las brigadas y que está permitiendo la llegada de diferentes especies de animales y aves en zonas en las cuales anteriormente no había sido registrada su presencia.

“La semillita que estamos sembrando más adelante va a contribuir a proteger nuestro territorio. Hemos visto que muchos territorios han sido invadidos y destruidos por el crecimiento de las ciudades. Aquí, en Isla Arena, afortunadamente todavía encontramos áreas de manglar conservados. Quisiéramos seguir aportando para cuidar y proteger nuestros humedales, nuestros manglares, los cuales nos dan de comer y nos protegen de eventos extremos como tormentas y huracanes”.

Jefa brigadista

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