Entre 1998 y 2019 el centro ha servido de apoyo para la realización de más de 162 cursos, talleres o proyectos, alojando a más de 1,741 personas en sus instalaciones, beneficiando alrededor de 337 instituciones relacionadas al manejo de recursos naturales, abarcando países de todo el continente americano.

Los principales tópicos cubiertos por las investigaciones que se han llevado a cabo en este centro son: ecología de productores primarios; ecología de manglares; contaminación, parasitología y patología acuática; estudios de oceanografía física y química marina; ecología de aves terrestres, aves acuáticas, aves playeras y aves vadeadoras; estudios florísticos; estudios entomológicos; estudios geológicos y de erosión costera.

Todos los trabajos que se han desarrollado en este centro de investigaciones han sido posible gracias al esfuerzo de todos los patrocinadores que han apoyado la construcción y el mantenimiento de esta infraestructura, que ha potenciado la generación de información y de personal capacitado en beneficio de la conservación de los recursos naturales en toda Latinoamérica y El Caribe.

El centro John E. Walker se ubica a 2 Km del puerto de Celestún, cuya población hasta 2015 era de 7,836 habitantes. Las actividades socioeconómicas más importantes son la pesca, el turismo y la extracción de sal. Este puerto se localiza a 82 Km al oeste de Mérida, ciudad capital del estado de Yucatán, que tiene una población aproximada de 907,020 habitantes. Mérida es una ciudad que fue fundada en 1542, y hoy por hoy ofrece un ambiente tranquilo y seguro para todos los visitantes. La ciudad cuenta con todos los servicios, además de un aeropuerto internacional y carreteras que comunican a Celestún en 60 minutos.

El centro John E. Walker se encuentra a orillas de la Ría Celestún que es una laguna costera de 22.7 Km² con profundidades de 3.5 m en la parte de la boca hasta los 0.50 m en su parte interna, con un promedio de 1.5 m. Este humedal es parte de un sistema de Áreas Naturales Protegidas con una superficie de aproximadamente 175,000 hectáreas que se caracterizan por su gran diversidad de ecosistemas, entre los que encontramos manglares, petenes, selvas inundables, dunas, selva baja espinosa y matorral costero.

Estas aportaciones de agua dulce provenientes del freático en la zona costera, representa uno de los principales factores por lo cual esta zona es reconocida por su alta productividad biológica, dentro de la cual destaca el crecimiento de vegetación acuática como Chara fibrosa yRuppiamaritima, las cuales son parte de la productividad primaria de los ambientes costeros que soportan una gran diversidad de peces, moluscos y crustáceos que son de gran relevancia económica para el estado. Además, esta productividad hace que estos humedales representen la principal zona de alimentación para una gran variedad de aves acuáticas tanto migratorias como lo son: el pato boludo (Aythyaaffinis), pato cucharón (Spatulaclypeata), pato calvo (Mareca americana), pato golondrino (Anas acuta) y la cerceta ala azul (Spatuladiscors); así como patos residentes como el pato pijije (Dendrocygnaautumnalis) y el pato real mexicano (Cairina moschata), así como otras especies carismáticas como lo es el flamenco rosado (Phoenicopterusruber), cuya población se estima en 35,000 individuos de los cuales el 80% se estima que se alimenta en la Ría de Celestún.